(No tan) pequeños aliados.

Lo mejor de no ser hija única, es tener un hermano como el mío.

 

Un chico adolescente que ya no aparenta ser más pequeño que yo, con cualidades que adoro como no enfadarse nunca y perdonar con facilidad…

 

Anoche, al acabar la cena, me refugio en él como suelo hacer cuando las cosas no salen bien.

Me cuelgo de su brazo, abrigándome con el calor que desprende y le escucho hablar sobre sus juegos y música favorita.

Luego, comparte sus cascos conmigo mientras esperamos, sentados en la oscuridad del coche, a llegar a casa.

Me hace el favor de reproducir canciones mías porque sabe que me consuela.

 

Tenerle de aliado incondicional hace que esta vida sea mejor.

Voy a atesorar estos momentos, no vaya a ser que cambie su sencilla y simpática, forma de ser.