La chica a la que el verano no le gustaba..
Ésa chica soy yo: la constante malhumorada que protesta por el calor, por no poder salir a gusto y por oler a cloro (incluso después de varias duchas seguidas).. Pero yo, aún quejándome, soy por siempre optimista. Por eso, he sido capaz de encontrarle, a esta interminable estación, un lado tolerable.
El verano maravilloso es ese que pasa por alto las torpezas más embarazosas y oscuras imaginables...
Como aquella noche en la que decidí probar mis tacones sobre el suelo irregular del paseo Marítimo. Lo único que tan brillante idea trae, es un esguince de caballo que arrastré conmigo, toda una semana.
O esa vez, en la que un cangrejillo agradeció mi preocupación por su bienestar con un pellizco apuntado a mis dedos, índice y corazón..
Y qué hay del día en el que, una medusa besó mi pie con “ternura”? A pesar de su suma delicadeza, me salieron dos bonitas ronchas sobre las que presumir orgullosa.
Desgracias a parte, ha sido un verano provechoso: me acuesto tarde, despierto temprano, me sumerjo en la piscina a diario, adquirimos un camaleón y salvo a un pajarillo. Amado invierno, me depararás tú también tantos eventos? O te burlarás de los que pudieron salir mejor?