Año nuevo, vida nueva?

Ayer fue 2017. Hoy ya es 2018 y podría volver a ser 2018 si encontramos la forma de controlar el tiempo pero ahora lo viviré como si fuera irrepetible.

 

Por lo tanto, el año es nuevo. Mi vida, sin embargo, no lo es:

Estoy en desacuerdo con aquellas personas que suben una foto a las redes sociales mientras esperan a las campanadas para pedir un deseo que les cambie el futuro. Algunas buscan absolución de sus pecados y otras pretenden olvidar lo vivido.

Yo en cambio, no cojo el móvil para lamentarme del penoso año que he tenido ni dejo correr los días, ni los malgasto en esperar. Si algo me interesa, lo consultaré conmigo misma y si es viable.. Lo persigo hasta triunfar. El momento no es con los programas de nochevieja de fondo, ni con doce uvas en la boca.

No tengo interés ninguno en olvidar los demás años pasados que tan fieles constituyen una historia que poder contar. Eliminarlos sería como arrancar capítulos de un libro; quizás tenga suerte y no dañe nada relevante pero podría perderme entre espacios blancos.

 

Cuando nacemos, se abren colecciones de archivos y carpetas que rellenamos mientras crecemos.

Las mejores colecciones son las que corren peligro de explotar por estar tan llenas. Para ello hay que conservar los borrones y experiencias sin importar el grado de tristeza.

Quiero vivir hasta que me harte, con presentes, futuros, pasados y vacíos.

Lo siento ‘carpe diem’.

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