Caprichitos.

Purple (te llamo así para proteger tu identidad); no te lo he dicho a la cara pero la semana pasada, cuando nos refugiamos en la heladería para que no nos empapase la lluvia, me di cuenta de lo mucho que me has ayudado.

 

Siempre que quedamos, te aseguras de que yo también pueda comer bien y completo.

Me maravilla tu entusiasmo por probar bares, cafeterías y restaurantes nuevos.

Sería capaz de oírte hablar de recetas que te encuentras por instagram, todo el día.

Es genial que le des importancia a tomar postre y hacer meriendas.

Que me contagies tu sencillez: si algo te apetece, te lo pides sin pensártelo demasiado.

Me encanta que te ames, grites que estás más buena que el pan y no dejes que tu cuerpo pase hambre nunca.

Me haces bien. Has conseguido que recupere mi ilusión, que vuelva a disfrutar.

 

Cocinar juntas se han convertido en una de mis aficiones favoritas.

Tortitas ruidosas, pizzas con toppings extraños, ensaladas preciosas… Podemos con todo.

Dos expertas estamos hechas.

 

Sin ti, no sería la que soy a día de hoy: seguiría hundida en mi gran agujero negro.

Gracias por curarme, te quiero como la vida misma.