El cuadro perfecto.

Os he comprado entradas para la exposición que hacen en Madrid de Alphonse Mucha (artista checo de los siglos XIX y XX). Incluso tenemos audio-guía! Además, como mi santo está cerca, lo podemos convertir en una escapada completa para todo el puente. Qué os parece?!”

Pues qué nos va a parecer mamá! Una gran idea, qué ilusión. Cuatro días repletos de arte contemporáneo e impresionista, murallas, placas de verde vivo, estaciones de metro pintorescas, piernas agotadas y desayunos contundentes. Qué felicidad y desgracia la mía; mis cuatro días se fueron en apenas un suspiro.

 

Cargada de eventos, mi agenda no deja hueco para escribir tantas experiencias. Por eso tuve que esperar a estar de vuelta en Sevilla, para vomitarlo todo sobre la pantalla. Y qué alivio! Pensé que se me olvidarían las nuevas sensaciones que me invadían al examinar un cuadro que me gustaba. Pero cómo sé, entre tantas obras, cuáles tiraban más de mí?

 

El arte me intrigó desde muy pequeña. A los once años me coronaron dibujanta de la clase (el dibujante era niño). A mi cargo estaban las ilustraciones de los pósters, la letra bonita y los lápices de colores. Un curso más tarde me olvido del dibujo. Bah para qué? Sirve de algo? Si no me hace popular, no me interesa. Sin embargo, con catorce, lo comienzo a necesitar como el sueño y el alimento. Es la única manera de expresarme plenamente, sin decoro ni trampillas. Dibujo casi a diario, extraño, en blanco y negro y lo convierto en mi propio estilo. Hoy muero por dibujar entre exámenes y trabajos, dónde está mi tiempo? Ni idea pero tranquila que para lo que nos interesa siempre hay cita. Lo conseguiré.

 

Allí estoy yo, delante de más de mil cuadros de paisajes, sin saber muy bien qué tienen los que fotografié, que tanto me atraían.

 

No creía en la intuición (eso que sin razones te dice que escojas la camiseta roja antes que la azul,) hasta Madrid y mi primer contacto serio con la pintura.

 

Me gusta lo tétrico, los paisajes tenebrosos, la niebla, la lluvia, la tristeza, la oscuridad. Me gusta lo diferente, lo complicado, lo castigado y lo enamorado. Lo sé porque me lo dice mi intuición, el imán incontrolable que me mueve a su antojo.

 

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