Fea de pensamiento.

Unas veces es la luz, otras el ángulo, el caso es que nunca nos vemos igual en todos los espejos. A mí esto me hacía insegura. Ha decir verdad.. Lo siguo siendo. Yo descubrí el origen de mi inseguridad muy tempranito y desde entonces, me decidí a buscarle una explicación. Por qué un día de repente me veía peor?. Ayer no me encontraba así, por qué ahora sí? Mi teoría fue la siguiente: los pensamientos se reflejan en el exterior. Qué me hizo pensar eso? Pues aunque hace cuatro años que soy atea de pura cepa, no siempre lo fui. Cuando yo era más pequeñita era muy creyente: hice la comunión y todo! El por qué dejé atrás mis creencias merece un artículo a parte. Bueno como os decía, yo iba a catequesis, de vez en cuando a misa: estaba acostumbrada a escuchar que los niños pecan, que nuestra naturaleza es pecadora y que se puede pecar incluso de pensamiento. No me andaré con rodeos, a mí aquello me asustó. A esa edad no cometí ningún pecado físico, pero no tenía ni idea que mis pensamientos eran malos. Según yo, me estaba corrompiendo al tenerlos, estaba siendo impura y Dios me iba a castigar. Qué tétrico, no? Y con once años.. Esa mentalidad no cambió hasta que me di cuenta que ni siquiera nosotros mismos, poseemos el derecho a juzgar qué está fuera de lugar en nuestra cabeza (a ver, seamos razonales, no está bien planear un asesinato, ser infiel, etc.). Mi apariencia no varía simplemente porque lo imagine.

Así que culpemos a los días de bajón en los que todo es tan alterable, poco sustancial y fragil. Tener días de bajón es perfectamente normal, humano. Son como nubecillas de oscuridad oscuras; no suponen peligro pero lo mejor es ahuyentarlas cuanto antes.

 

 

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