La risa de la estatua.
En clases suelo ser bastante reservada pero desde que era un bebé tenía reputación de reírme mucho. Y eso es de lo que vengo a hablaros hoy. Sí a pesar de que también subí artículo ayer. Me siento muy inspirada. Agarraos a ello que no durará mucho. Bueno lo que os decía, me parece que la risa es algo maravillos, fantástico, extraño y de alguna manera rara. A mí me encanta reírme, pero me doy cuenta que últimamente no lo he hecho. Y eso día tras día te pesa. Y entras en la monotonía de la tristeza. Porque recordad, las penas son un mal vicio que nubla todo lo demás. Pues hoy me he escuchado reír. Ha sido tan soberanamente extraño que me paré. Boqueé como un pecezuelo y me pregunté: Dios mío, soy yo? Y alejé las dudas y me uní a los demás. Estaréis de acuerdo que este peculiar fenómeno es contagioso. Pronto la clase entera se abrazaba el estómago de dolor. Pero por fin era un dolor que se agradecía; << Eh, que me lo estoy pasando bien>> Hasta que acaba el colegio y debes bajarte del burro que te llevaba a un bonito lugar en el que la mente y el corazón, estaban finalmente conformes. Reír es bueno. Lo dicen todos y ahora yo también puedo decirlo. No dejen de hacerlo.
Esta es una estatua de bronce de un artista de arte contemporáneo, chino. Se encuentra en Vancouver. Me tomaba las cosas tan en serio que me comparaban a una estatua. Pero no a una sonriente como ésta.