Lecturas compartidas.
Invierto gran parte de mis días y noches en leer. La lista de libros leídos es incontable, hace mucho que perdí la cuenta. La lista de los que tengo pendientes; más. Habrá quienes lo discutan pero yo no lo considero tiempo perdido.
He probado con todos los géneros, en busca de algo que me llene y me haga sentir. Que me dé motivos para querer levantarme temprano y seguir disfrutando, que me deje un gran vacío resacoso tras su fin. Que frustre y zarandee mi lógica, que rompa mis perspectivas.
Hay mil formas de leerse un libro.
Y otras mil de encontrarlo: sin quererlo, navegando entre los títulos, descartando sinopsis, admirando sus portadas, por azar, suerte...
O recomendado, una manera especialmente diferente de leer y mi favorita.
En mi caso, las recomendaciones me las suelen hacer amigos y mientras leo sus libros, prácticamente los escucho hacer comentarios. Me pregunto qué pensarán de cierto personaje. Percibo la emoción que presentaban (cuando lo comentábamos por primera vez) a medida que avanzo.
Estas cosas las trae consigo la otra persona y tú no puedes crearlas naturalmente para un libro que escogiste.
Leer un libro recomendado rompe con posibles soledades, extendiendo un dulce y duradero recuerdo sobre las páginas.