Mi primo lejano y despreocupado.
Ayer vino mi ecritor español favorito, Albert Espinosa a firmar libros. El hombre que me inspiró a escribir mis ideas por muy dulces y empalagosas que fueran. No hay de qué avergonzarse! Una persona incompleta; le falta un trozo de tímpano, un pulmón y una pierna. El mismo que escribió la historia de su vida con optimismo, convirtiendo a los enfermos que lo rodeaban en la UCI, en sus mejores amigos. Los conoce tras ingresar por cáncer. Hizo de su enfermedad una experiencia como cualquier otra, algo de lo que mi familia no ha sido capaz tras la muerte de mi abuelo. Admiro a Albert y espero con ansias sus visitas a Sevilla.
El sábado mi madre me dijo que tenía una sorpresa que darme pero que no sería la única en disfrutarla. Así que a las 7:30 de la tarde, cansada y acalorada, me reúno con mi madre en la Plaza Nueva donde veo que él está ahí, charlando y dando abrazos sin su pierna protética. Doy un salto de alegría y cubro a mi madre de besos agradecidos.
Cuando llegó mi turno me preguntó por mi nombre. Yo sabía que no se acordaría de mí, a pesar de haber estado en las inauguraciones de sus tres libros nuevos. Siempre me escribe; “Tienes luz, por ello eres genial.” Me gusta pensar que es especial para mí, porque le causo la misma impresión. Esta dedicatoria es mía y no se la repite a los demás. Después de cerrar el libro con delicadeza, me da dos monstruosos abrazos de oso (de dónde saca este hombre la fuerza?). Y nuestras gafas chocan al despedirnos.
Revivo el encuentro de camino a casa. Intento ponerle nombre a este afecto despistado que muestra. Llego a la conclusión de que, Albert (famoso superviviente y autor) es como un primo mío! Un primo tan lejano, que ya no es ni de mi sangre! No está muy puesto en mis estudios o gustos, pues no es su obligación. Sin embargo se aseguraría que no pasan coches al yo cruzar la calle.