No hace falta cuervo; el olor a muerte es suficiente.

El cuervo tiene una simbología muy variada pero investigando un poco, leí que se conoce mayormente como el ave de la muerte. Es negro, reparte oscuridad y además se alimenta de cadáveres. La semana pasada fuimos a visitar a mi tía en Villaverde, un pueblo cerca de Alcalá. Yo lo llamo el pueblo de los viejos (dónde lo único que circulan son los cotilleos). En cuánto entré en la casa de mi tía, una señora mayor, me asaltó un fortísimo olor. Un olor que tengo asociado al envejecimiento. Y lo distingo casi mejor que el mío. Es desagradable porque me recuerda al cuervo negro que viene a por alguien. No me malinterpretéis, escribí un artículo hace un tiempo en el que os contaba sobre mi amigo el cuervo. Pero... Es demasiado potente, tan pesado. No se va y se mezcla con tu buen ánimo. A menudo mi abuela me riñe cuando me oye quejarme sobre las visitas a mi tía. Todo tiene su explicación, basta con que algo (que parece pequeñito) tenga la capacidad de manipular tus sentimientos, como para que abandones bonitas costumbres. A quién no le gusta darse un paseo por el pueblo?

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