Simpáticas muchedumbres.

Hace dos días me cambié el dilatador de la oreja a un tamaño mayor. Todavía siento la deliciosa percepción del agujero agrandándose, que inunda el lado derecho de mi cara con un calor latente, constante.

Sonrío ante la sensación y el recuerdo de cuando me compré el primero…

Fue la semana pasada, en el Mangafest (mayor evento friki que se organize en Fibes, el palacio de Congreso, todos los años).

Este es la segunda vez que voy y no sé qué ha cambiado que me gusta tanto!

 

Qué me pasaría antes? Es gracias a la nueva compañía? A Las ganas de volver a ser adolescente? O se debe a la superación de varios problemas?

 

Me sentí auténtica, liberada por fin, capaz de soltarme el pelo y enloquecer un poco, de oscurecer el maquillaje y poder subir la falda. De atreverme con las medias y combinarlas con los zapatos porque el ambiente me lo permitía.

 

Puedo dejar correr un estilo, el mío, que debo contener en el colegio. No más, hoy no. 

Me mezclo entre la gente porque soy como ellos (y me enorgullece decirlo): diferentes, llenos de pendientes, tatuajes, tintes llamativos de pelo, gargantillas, disfraces, chapas que simbolizan lo que otros no entienden... 

Era temprano y fue mientras que pasaba frío, daba abrazos y bailaba, cuando encontré el yo sencillo y despreocupado que mejor me sienta.

Espero mejorar más para la próxima.