Un lujo necesario.

Hoy me he topado con un artículo muy interesante que he tenido que guardarme en favoritos.

Publicado por una compañía que adoro (cultura inquieta), el artículo trata sobre el silencio y cómo ha llegado a estar en peligro de extincción.

El tener la ciudad cerca, los medios de transporte que no cesan, las chicas que interrumpèn el estudio con sus carcajadas, el pesado de turno que no deja de hablar, hablar, hablar y bla, bla, bla...

Estas cosas contribuyen a que el ruido se haya convertido en una especide de invasión.

Leí que a la gran mayoría de las personas, se les puede clasificar en dos grupos:

 

       a)  A quienes les aburre el silencio,

       b) a quienes les desconcierta.

 

Yo me incluyo en el segundo grupo puesto que le tengo pavor al silencio total. 

Pero entiendo que a veces se necesite como forma de desconexión, un break del estrés de la rutina, un momento para recuperar el orden en el pensamiento.

Estaría bien que respetásemos las pausas en una conversación, por ejemplo, en vez de rellenarlas de forma casi compulsiva.

Nos toleraríamos mejor los unos a los otros y las bibliotecas volverían a ser un refugio sagrado.