Volver a nacer.

Yo pienso que el ser humano sin quererlo, es bastante complicado. Aunque creo tener la clave para entenderlo. Es el silencio, tan importante que se considera necesidad. Y es que, el silencio te aporta espacio para organizarte, tranquilizarte y no agobiarte. Es una gran herramienta para reflexionar. Las personas debemos concedérnoslos. Pero… Y cuando llega el año nuevo y no puedes sumirte en tu silencio porque estás en familia? Pues, reflexiona a la vez que los escuchas. Es difícil porque tienes que tener muy claro cómo vas a mejorar para el año que viene, antes de que den las doce campanadas. Lo mejor de que venga un nuevo año es que vuelves a nacer. Quién va a recordar las travesuras que hiciste un día en el 2016. Muchos ni siquiera recordamos las cosas bonitas que hicieron por nosotros. Esos años quedan con los versos olvidados de nuestro primer villancico. Ni nos vamos a molestar en aprenderlo de nuevo, ni nos va a quedar como antes. Borrón y cuenta nueva. Yo ya soy otra persona. La Navidad en general, es un tiempo muy feliz. Pero eso no quita la profunda tristeza que te inunda cuando tienes que quitar el belén, desnudar el árbol, y pinchar todos los globos. Para mí, un adorno es… un ambientador de felicidad. Incluso cuando se gasta, lo puedes volver a rellenar. Ésto mismo le cuento a mi madre; “Venga, por qué no los dejamos un poco más?” Pero sé que ella tiene la razón cuando dice que, si estuvieran todo el año en la repisa, perderían su encanto. Sólo me queda mirar el arbolito de reojo rezando porque no lo vean. Y preguntándome, cuándo volveré a comerme un roscón de reyes. Turrón, mazapanes. Cuándo volverá el calor del fuego a la casa. Cuándo mi familia volverá a estar tan unida.

 

-1 cuchara sopera de ilusión

-2 tarros de horrible espera

-medio litro de angustiosa impaciencia.

-Y un pellizquito grande de ardientes ganas.

 

Éstos son los ingredientes que forman el resto del año, mientras tachamos los días aburridos del calendario.Resultado de imagen de fin de año en el calendario