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Corrígeme.

Tengo dos primas más pequeñas que yo, a las que veo muy a menudo en casa de mi abuela. Se llaman Adriana y María. Adriana aún no se expresa como María (que tiene dos años y medio casi). Me encanta hablar con María porque es alegre, fantasiosa y madura. También tiene mucho genio, como yo. Pero a diferencia de ella, cuando sobrepaso mis límites soy capaz de reflexionar sobre lo que he hecho. Principalmente porque así me han educado. Cuando pienso en mi futuro me veo con (entre muchas) hijos, me gustaría ser madre, creo que lo llevo en la sangre. Como todavía soy joven, convierto a María en mi hijita. La quiero, le cuento historias, corrijo su granática, pregunto sobre su día y si se enfada, intento hacerle pensar en si merece la pena llorar y berrear. Da la casualidad que siempre está mi abuela delante. Ella la proteje, me dice que no sea tan dura con ella, convirtiéndome en ese instante, en la malvada bruja de toda historia.

    Quiero que mis padres estén el día que nazca mi primer hijo. Quiero que se queden a enseñarle como hicieron conmigo. Porque quiero que sea educado, feliz, cariñoso, agradecido y creativo. Pues éstos son los valores que más aprecio de los miles que me han inculcado. Por eso abuela, te digo que por favor no seas condescendiente con ella! Me parece que en esta nueva generación se van a perder las preciadas lecciones que disteis el abuelo y tú a los vuestros. Necesito que nos impongas tus experiencias como madre porque tengo que recogerlas, archivarlas y hacer un manual con ellas para poder consultar más adelante.

 

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Helados y misa.

 Hoy sentía que algo fallaba en mí. He dado contestaciones un poco amargas y me ha costado prestar atención en clase. Y es que, más tarde tenía la misa por el primer aniversario de muerte de mi abuelo. Cuando entré en la Iglesia pensé que desentonaba: todavía llevaba mis botines de hacer gimnasia, la camiseta marinera, mis uñas negras, las gafas torcidas y el pelo revuelto. Me pareció que mi falta de fe radiaba de mi, como hace el olor a perfume caro de la entrada de un restaurante elegante. El día estaba cargado de melancolía pero era curiosamente hermosa. Mi madre animó mucho la tarde antes de ir a la misa: me llevó a tomar helado mientras llovía. Las gotitas se me pegaban a la ropa, el viento las estrellaba contra mi piel. Nos refugiamos debajo de un tejado y aunque hacía frío, el escenario era muy romántico. Disfruté, me permití reír antes de llegar a casa de mi abuela porque sabía que ella no aprobaría tanta felicidad. Son fechas como ésta en las que me doy cuenta de la lentitud con la que pasa el tiempo.

A ní abuelo quería decirle que le echamos de menos. Que una vez más, ha sido protagonista de mis pensamientos. Nuestras emociones suelen convivir bien entre ellas pero hoy en mí, ha habido guerra. Me cambias el humor. El helado que me comí con mamá me hubiera sabido mejor si al abrir la puerta de casa te encontrara sonriendo, reclinado sobre tu sillón sin cigarrillo en los labios.

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Fea de pensamiento.

Unas veces es la luz, otras el ángulo, el caso es que nunca nos vemos igual en todos los espejos. A mí esto me hacía insegura. Ha decir verdad.. Lo siguo siendo. Yo descubrí el origen de mi inseguridad muy tempranito y desde entonces, me decidí a buscarle una explicación. Por qué un día de repente me veía peor?. Ayer no me encontraba así, por qué ahora sí? Mi teoría fue la siguiente: los pensamientos se reflejan en el exterior. Qué me hizo pensar eso? Pues aunque hace cuatro años que soy atea de pura cepa, no siempre lo fui. Cuando yo era más pequeñita era muy creyente: hice la comunión y todo! El por qué dejé atrás mis creencias merece un artículo a parte. Bueno como os decía, yo iba a catequesis, de vez en cuando a misa: estaba acostumbrada a escuchar que los niños pecan, que nuestra naturaleza es pecadora y que se puede pecar incluso de pensamiento. No me andaré con rodeos, a mí aquello me asustó. A esa edad no cometí ningún pecado físico, pero no tenía ni idea que mis pensamientos eran malos. Según yo, me estaba corrompiendo al tenerlos, estaba siendo impura y Dios me iba a castigar. Qué tétrico, no? Y con once años.. Esa mentalidad no cambió hasta que me di cuenta que ni siquiera nosotros mismos, poseemos el derecho a juzgar qué está fuera de lugar en nuestra cabeza (a ver, seamos razonales, no está bien planear un asesinato, ser infiel, etc.). Mi apariencia no varía simplemente porque lo imagine.

Así que culpemos a los días de bajón en los que todo es tan alterable, poco sustancial y fragil. Tener días de bajón es perfectamente normal, humano. Son como nubecillas de oscuridad oscuras; no suponen peligro pero lo mejor es ahuyentarlas cuanto antes.

 

 

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Mudanzas y recuerdos.

“Necesito una casa más grande. En mi cocina no cabe nada. Cuando me toque la lotería verás.”

Ay mamá! Deja el tema ya, no? No ves que yo no quiero pensar en otra casa que no sea la mía?

Sabéis… Últimamente se oyen mucho estas quejas de ampliar, con deseo, un confort que todavía no podemos permitir. Es lo normal; llega el calor y estamos forzados a salir menos, así que mi madre decide ocupar su tiempo, fijándose en las grietas, en el poco espacio, en el  creciente desorden, En vez de apasionarse con la lectura, pintura.. Pero esto no es una crítica hacia ti, mamá. Es una reflexión que hago cada vez que hablas de mudarnos. Qué pasará con mi casa? A dónde irán nuestros momentos; me siguen o se ocultan bajo los de la próxima familia? Es duro para mí hacerme a la idea de empaquetar nuestras pertenencias y moverlas fuera de su sitio. Siento que les hago daño. Y aunque sé que la nueva casa será más espaciosa y luminosa, mi memoria volverá al lugar donde aprendí a caminar, donde pinté accidentalmente la pared y colgué mi primer póster. Eso está aquí, eso mismo se deja atrás cuando uno se va. Lo sé porque me ha pasado antes, en Cambridge, en la India.. Pero sabía que volvería y eso me mantenía....

 

A veces pienso en lo duro que tuvo que ser para mis padres independizarse. Mi madre tiene suerte porque todavía puede visitar su casa (la tiene mi abuela.) Mi padre sin embargo, tuvo que vender la suya. Cruzar la calle donde solías atajar para ir al colegio es nostálgico y yo no lo quiero para mí con quince años. 

 

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Mi amiga Claudia siempre dice que lo mejor de su casa no es el diseño, si no las mil historias que puede contarte.

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Un año más, de experiencia para la colección.

Hoy cumplo 15 años y a pesar de que soy todo menos experienciada, sabia y prudente, me he hecho amiga de un sentimiento que tenía olvidado: el orgullo. Veréis, está el orgullo bueno y el malo. El bueno es gratificante, reconfortante, simpático.. El malo es vano, cruel y creído. Seguro que sabéis cuál de los dos hizo presencia en mi día. Hace un tiempo escribí un artículo titulado: Para aquellos que no lo sepan, es una frase de Peter Pan. En su momento, me identifiqué con ella. Tenía miedo de crecer, de verme cambiar. No sé, sobre mí se apoderaba una inseguridad incontrolable, fiera. Pero será que este año me rodean personas distintas, más optimistas, alegres y pendientes de mi cumpleaños. Me han felicitado a las doce de la noche anterior, a las siete de la mañana, y de nuevo a partir de las cinco (de la tarde), que fue cuando nací. Me han hecho regalos maravillosos y deseo con todas mis fuerzas que el año que viene sea tan especial. Esta vez he aprendido que cumplir años es extraordinario y aunque sea inevitable, no hay que hacer de ello una tragedia. Incluso cuando acechan fechas desagradables: el aniversario de la muerte de mi abuelo. Hace un año. Como era de esperar, no celebré mis catorce. Con nadie, ni siquiera con amigos. Es difícil pero sabéis qué? Mañana hago una fiesta y la compañía es inmejorable. Siento que tengo más ganas que nunca porque tengo acumulada la ilusión de varios cumpleaños. Aquí es cuando me doy cuenta de lo orgullosa que estoy, de mi abuela; que me da mi regalo pensando en mi abuelo pero consigue retener sus lágrimas, de mis padres; que hacen un esfuerzo ecónomico sobrenatural, de mi hermano y de mí porque soy feliz. Porque esta vez no ha habido discusiones ni enfados. Ha habido paz. Paz y orgullo. Del bueno, claro.

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Un día al año.

Desde que me cambié de colegio, no he dedicado más de dos minutos en preguntarme cómo estará el antiguo. Pero hoy es 21 de abril, hoy es un día importante porque cumple años el chico que fue mi primer, (y de momento) único amor. En él sí que pienso y me parece verlo cuando voy camino a casa. En la clase que dejé atrás, sólo tres cumplíamos años en abril; mi mejor amigo, mi chico y yo. A mí todavía me queda una semana. Siempre me pareció mágico que él y yo nos lleváramos tan poco, 7 días! El número de la buena suerte. Por qué hablo de él en pasado, os preguntaréis? Dónde está si no es conmigo? Lejos. Distante. No hablamos, no nos contamos nuestro día, apenas nos vemos. Rompimos hace muchísimo tiempo pero él es feliz y yo también. Me gustaría saber si él me echa de menos, si se muere por felicitarme como solíamos hacer. Acabamos mal (reconozco que en los dos hubo culpa.) Aún así, yo recuerdo con la misma intensidad nuestros momentos, ganas.. Disfrutaba de nuestra inexperiencia. Me hizo sentir lo inexplicable y tan temprano! Mi madre siempre dice que el primer noviazgo es el único que no se olvida. Fui afortunada de tenerle, nadie me respetaba como hacía él.

 

 

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Feliz cumple Guille. 

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La estación de la vida:

Sí, aunque parezca verano aún estamos en primavera. Comenzó el pasado 20 de marzo y me he dado cuenta que no he escrito nada sobre ella. Mi madre y yo la bautizamos como la estación de la vida. Además de la de alergias y resfriados ocasionales. Nací el 28 de abril y tengo que reconocer que me enorgullece decirlo. Me gusta que me digan lo hermosa que es la fecha, lo bien que combinan abril y veintiocho. Suena melodioso en boca, como una promesa, casi. Es una etapa del año en la que se acepta toda creación. Sabéis… A este artículo lo mueve la añoranza porque esto que veo a mi alrededor, esto que llamamos primavera, no se parece en nada a las primaveras de anteriores años. Es tiempo de alegría, de floraciones duraderas y pétalos relucientes. Sin embargo, no los veo por más que busco.

 

La semana pasada salí a ver si nuestros árboles prosperaban. El almendro era lo mejor que había visto en todo el día. Fuerte, de porte robusto pero a su vez, delicado. De las ramas brotaba elegancia y su postura era la de una pantera desperezándose; asalvajada, majestuosa. Antes de ayer, sus flores se deshacían sin siquiera haber tocado la hierba. Duraron poquísimo. Pensé que parecían lágrimas y algo se removió en mi interior. Pobre almendro, que corta ha sido tu primavera. Esta tarde se lo decía a mi padre, necesitamos poner distancia entre las estaciones pues son sus diferencias las que admiramos. Permíteme saborearla más, pues no me conformo con esta escasez.

 

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Cuéntame tus secretos.

Soy muy curiosa y en ocasiones, mi naturaleza me ha pasado factura. Así que me enseñé ha enfocar toda mi atención, exclusivamente, en lo que me cuentan (y no en lo que se me oculta). Esta es la combinación perfecta cuando buscas alguien con quien hablar. Las personas como yo muestran interés, te miran fijamente, transforman sus experiencias en consejos reconfortantes y destacan por su silencio durante el proceso. Mis anécdotas favoritas son los secretos porque se les dedica mucho tiempo. Además, están formados de mil cosas; desesperación, adrenalina, desconfianza, angustia.. puede que felicidad. Contar un secreto conlleva un peso aplastante. Sólo nos damos cuenta de que ha llegado el momento de compartirlo cuando nos sigue como un perro hambriento. Pero contarlo,  requiere infinito auto control sobre uno mismo. Tamnbién hay que ser plenamente conscientes de, la gran probabilidad que hay de quetu confidente no sepa entenderte. Aún así; lanzaros! (he descubierto que es maravilloso arriesgarse, ver cómo se arremolinan la confusión y las ansias de saber más en sus ojos y boca..).

 

Yo volví a probar suerte hace poco. Esta vez me di cuenta que, lo más importante no es que te entiendan. No, la esencia de saber guardar un secreto, queda en orgullecerse ante la persona con la que te acabas de sincerar. Eh! Que he sido valiente en contártelo! Para que me entendáis mejor, os dejo los pasitos que hacen madurar al secreto:

1. Formación, la fase más tranquila e interesante.

2. Asociación: atribuimos sentimientos y momentos al secreto para ayudarnos a recordarlo.

3. Rutina: pensamos continuamente en ello, ahora es parte de nuestro día a día.

4. Confesión: no se pudo retener más.

5. Aceptación: recobramos nuestra paz inicial, enterramos las últimas dudas...

6. Olvido: nos serenamos, el secreto suspira su última conexión con nosotros.

Cuántos pensasteis que no era tan complicado.?

Yo recomiendo encontrar un mejor amigo, dos como mucho. Vigilad que tolera bien vuestros secretos porque de verdad estáis unidos por la complicidad.

 

 

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Sé hacer amigos.

Bueno más o menos; veréis, hacer amigos es tan natural como vestirse para salir de casa. En serio, incluso las personas introvertidas están hechas para estar con alguien. El ser humano no es solitario, no puede valerse por sí mismo. Hacer amigos es una cualidad en la que, algunos serán más hábiles que otros. Llevo dándole vueltas a este tema muchísimo tiempo pero tenía que esperar a escribirlo; debía asegurarme que mis amigas son las adecuadas. Diréis; bah eso es  fácil. Si te quiere y te hace reír, puedes considerarla amiga.

Pues a eso te digo: si? Estás seguro? Qué piensas que tiene de especial tu amigo, puede definirse?

Pidamos ayuda al diccionario:

AMIGO:

1.[persona] Que mantiene una relación de amistad con otra u otras personas.

2.[persona] Que gusta mucho de una cosa o tiene gran interés por ella.

 

Esta es la definición que me da la RAE de un amigo. Sinceramente, me parece que se queda corta. Para mí un amigo es una persona que no lo tiene todo pero sientes que no le hace falta nada. Es afín a ti, te escucha con atención, te aconseja lo mejor que puede (incluso cuando no tiene idea de si te servirán sus consejos). Está pendiente de lo que haces, te anima y te hace cumplidos de vez en cuando. En resumidas cuentas, un amigo te hará creer que ERES IMPORTANTE. Tus amigos son así? Porque los míos sí.

 

Además como bonus, os dejo una última pregunta que me gustaría que reflexionárais: Te acuerdas de cómo empezó vuestra amistad? Qué hicisteis?

Yo no sé qué pasó, quién conectó con quién. Simplemente me dejé llevar, como dejamos hacer al sueño tras un largo día. Y creo que esto prueba mi teoría sobre lo innato que es relacionarse.

 

 

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Para mis nuevas amigas, os quiero muchísimo.

 

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Peligros irreversibles.

No me acuerdo de todos los temas de los que escribo pero sé que no tengo nada positivo sobre la adolescencia; la etapa de la vida que más me confunde. Bueno, reconozco que entonces (cuando comencé el blog) no tenía nada bonito que contar. Antes de encontrarme.. Atrapada en ella, pensaba que ser adolescente era la excusa perfecta para rebelarse y cuestionar todo lo que me contaban. Mi insolencia provocaba continuos enfados en casa, pero no me sentía culpable de ellos. No; yo estaba como en una montaña rusa. Sentía la electrizante adrenalina mezclándose con mi sangre. Mi estómago se cargaba de excitantes hormigueos mientras alzaba la voz, replicaba, incumplía normas. Después de un tiempo me di cuenta de que esta actitud era peligrosa, pues al rato inundaba el mareo de cuando bajas las escaleras del avión. Era como despertar de un trance al que le seguía otro todavía más intenso. Hay millares de peligros que merodean a la vuelta de la esquina. El robo de una cartera, el asalto a un inocente, el ataque de un virus mortífero, etc. Pero la rebeldía, (también pertenece a la lista que acabo de hacer) es distinta porque podríamos emplearla para hacer bien. Pero volvamos a lo que os contaba antes; yo no tenía miedo de enfrentarme, no respondía a amenazas ni consejos. He aprendido que la adolescencia que envuelve a mi joven ser, es inofensiva! Sólo quiere hacerme madurar. Igual que hace mi abuela cuando enrolla un manojo de plátanos en papel de periódico. Los plátanos están amargos y verdes pero cuando están bajo papel reciclado y tinta, caramelicen suave, lentamente..

Siendo estúpidamente temeraria, no beneficiaba a nadie. Parecía que ese caramelo (que tenía que endulzarme,) no hacía más que endurecerse en inquebrantables cristales.

Qué harías con alguien así? Yo le daba un buen palo en la cabeza o le hacía leer este artículo.

 

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La guerra.

¿Pero qué está siendo de la humanidad? Por favor, que mi corazón no puede más. Yo solo quería vivir en paz y tranquilidad. Todas las esperanzas que teníamos porque el año nuevo trajese una realidad mejor… y miradnos, qué tremenda decepción. Ahora mismo solo hay desesperación e...
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Somewhere only we know.

Recuerdo la primera vez que me enseñaste tu habitación como si fuese ayer.  Me llamó la atención por varias razones aunque la mayoría no las recuerdo porque estaban nubladas por los nervios que yo sentía de estar en ese espacio tan tuyo.  Aunque sí hay un par que permanecen en mi...
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Estoy triste.

Estoy triste pero también frustrada, cansada y terriblemente enfadada. La causa de mi inspiración esta noche no es precisamente positiva pero es sumamente necesario hablar de ella...  En las noticias últimamente, aparece a menudo el tema del medio ambiente, el de las catástrofes que nos...
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Un sueño que tuve anoche:

Tú y yo paseando por las calles de Sevilla, como de costumbre. Saludamos a la Catedral, a la Giralda, perseguimos el tranvía y sorteamos a la gente.  No había coronavirus, así que no llevábamos mascarillas incómodas que tapasen nuestra sonrisa.  Nos estábamos haciendo fotos pero salieron...
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¿Dónde estás?

¿Cómo te va la vida? Que últimamente apenas sé de ti.  Pareces feliz, más tranquila pero ojalá formase parte de tu día a día para poder comprobarlo yo misma.  Mi gran problema contigo es que te echo de menos y me da miedo decírtelo sinceramente, sin sarcasmo o burlas que lo camuflen, como...
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Persistente.

Nací con un hambre insaciable para aprender. Desde siempre, he pensado que estudiar es un placer y suelo dedicar tardes enteras a leer sobre cualquier cosa, todo. Soy de naturaleza curiosa, hago muchas preguntas y acumulo información como hacen las ardillas con sus frutos secos, antes de que llegue...
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Avances.

El sábado dos de mayo, la vida de los andaluces dio un giro significativo, de 360 grados.  Nos anunciaron que podríamos salir a pasear una hora, a hacer ejercicio, en compañía de un miembro de la familia (si no queríamos estar solos) y pasear a los perros varias veces al día. Yo sacaba al mío...
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Una celebración diferente.

Hoy no tenía muchas ganas de levantarme porque ya no es mi cumpleaños.  Empecé a tomar conciencia de ello cuando disminuyeron los mensajes de “¡felicidades!” aunque seguían entrando, incluso pasadas la medianoche. Mi día especial estaba acabando y mañana no sería igual. Tendría que volver a la...
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Adiós.

Hace seis años que me enamoré por primera vez, de un chico que me hizo sufrir lo peor (a mí me lo parecía por aquel entonces), durante y al acabar la fase del desamor. Incluso cuando nos propusimos ser amigos. Aunque reconozco que yo también fui culpable de la forma tan retorcida que tomó nuestra...
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Apocalipsis.

Yo no iba a hablar del Coronavirus por aquí, de tan harta que estoy de él pero hoy hago una excepción, por ser el primer día de la cuarentena oficial.  Todos llevamos esta última semana expectantes, la mayoría deseando que cancelaran las clases, los exámenes, las responsabilidades… Creando...
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