Me queda sólo un mes en Newton, ya empieza la cuenta atrás.
Lo que más me apetece ahora mismo, es encerrarme en mi habitación y hacer videollamadas con las personas que aguardan mi llegada.
Y así poner en práctica mi técnica de alejamiento para no cogeros más cariño.
Sé que es una excusa muy pobre pero las despedidas nunca se me han dado especialmente bien (¿a quién sí?).
Pero siempre conseguís sacarme de casa; acabo sucumbiendo a la tentación de pasar la tarde juntos.
Me seguís incluyendo en los planes que hacéis para el curso que viene.
Me parece divertido y tierno ver cómo os cambia la cara, cuando recordáis que yo ya no estaré.
Abrís los ojos en sorpresa y fruncís el ceño. La boca es una mueca triste. Yo sonrío mientras vuelvo a prometer por enésima vez, que no perderemos el contacto a pesar de la amenazante distancia.
Quería daros las gracias por enseñarme a jugar al póker y bailar al ritmo de estúpidas canciones, los largos paseos nocturnos, las escapadas a la playa, las fiestas que bautizamos como “clandestinas”, las risas, las charlas profundas, los ocasionales abrazos.
Gracias por curar mi soledad en momentos de extrema nostalgia y sustituirla por preciosas memorias que me acompañarán el resto de la vida.
Gracias por quererme, aceptarme, escucharme y enseñarme cada rincón de nuestra ciudad.
It’s been real guys.
Espero volvernos a encontrar y que éste, no sea un adiós definitivo.